Carta a un padre tocapelotas que, cuando su hijo suspende hasta el recreo, viene a acusarnos a l@s profesores de tenerle manía al niño, y a decirnos que el profesor particular le dice que no entiende los suspensos, porque el niño se lo sabe todo muy bien:
Estimado Señor XXX:
Por lo que me dice en su carta de ayer, da la impresión de que su hijo es gilipollas y usted mucho más, si cabe; pero visto lo visto creo que estamos ante un clarísimo caso de niñato malcriado que ha encontrado la manera de chantajear emocionalmente a sus papás y manejarlos a su antojo, y ustedes son tan idiotas que no solo le creen todas las tonterías a su hijo sino que además son capaces de minar la autoridad del profesor con tal de no ponerle límites su hijo. Deberian reconocer que dimitieron hace tiempo y que no estan dispuestos a asumir ningún sacrificio por la educación de su criatura.
Con eso estan consiguiendo crear una persona insegura, intolerante al fracaso, tiránica, y caprichosa.
Pero, en fin, allá ustedes, sigan consintiéndole absolutamente todo a su hijo, ninguneando a los profesores en su presencia y minando su autoridad. Eso traerá consecuencias. Asumo que seré señalado como el responsable de todo cuanto le pase al cretino de su hijo en el futuro (suspensos en el carné de conducir y desengaños amorosos incluidos), pero el problema seguirá siendo de usted. Haga algo ahora o déjeme en paz, que no tengo tiempo que perder en tonterías. Y tenga por segura una cosa: yo a su hijo le dejaré de ver (Dios mediante) dentro de cuatro o cinco años como máximo, pero usted lo va a tener en casa apalancado frente a la tele el resto de su vida. ¿A que acojona la perspectiva?
Sin embargo, lo que más me preocupa es que usted piense que yo soy igual de manejable y que su hijo piense que es capaz de manipularme tanto como a usted. La respuesta es no. A diferencia de usted, yo no soy tonto de baba ni tengo el encefalograma plano como una pista de aterrizaje.
Tengo el culo pelado de ver crios destrozar a sus familias solo por el placer de ver como se rompen, las huelo a distancia, y en este caso lamento comunicarles que su hijo apesta (los sobacos también, si, pero
ahora no me refería a eso).
Así que déjenme en paz usted, su mujer, su hijo, el profesor particular de su hijo y la colección de tonterías con las que me viene asaltando desde hace seis meses.
En otras palabras: VAYANSE TODOS A LA MIERDA.
Atentamente:
El Jefe de Estudios en pleno ataque de indignación
jueves, 28 de octubre de 2010
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4 comentarios:
Hace poco hablaba de este aspecto referido a otro tema, y es que es el mismo perro con distinto nombre. Oímos a menudo eso de que la culpa es de los padres, que no saben educar, y razón no le falta.
Os cuento como lo veo yo. Cuando murió Franco, mi padre tenía dieciseis años y mi madre algunos menos. Es decir, vivieron la Transición, una etapa muy agitada y revolucionaria, en la etapa más agitada y revolucionaria de sus vidas, la adolescencia. Y como ellos, muchos de vuetsros padres y de los padres a los que este post se refiere. Dejando lo político aparte, el cambio social de la Transición fue radical, pasando del férreo control franquista a la libertad, un poco al "todo vale" de la Democracia, y ese cambió marcó profundamente el modo de ver la vida de esos adolescentes que hoy en día tenemos como padres, profesores, barrenderos, gobernantes, pescaderos,... Recibieron que la libertad es lo más importante, por encima de cualquier otra cosa, y enarbolan esa bandera hasta el extremo.
Libertad para pensar, libertad para votar, libertad para asociarse, libertad para educar, libertad para vivir. Aquí viene mi teoría, en esa defensa de la libertad, llevada al extremo, esos jóvenes, al ser padres, decidieron educar a sus hijos en esa doctrina. Pusieron menos límites a sus hijos para que estos, al crecer, decidieran, libremente, qué límites escoger, lo cuál me parece una atrocidad. Es responsabilidad de los padres educar moralmente (educar, no adoctrinar o dogmatizar), enseñarles a sus hijos hasta dónde pueden llegar, ya que, de lo contrario, ese niño crecerá y será un adolescente sin límites, y más tarde un adulto irresponsable. Porque si un niño es educado sin un determinado límite, no parece lógico que, al creces, se lo autoimponga, ya que, si ha vivido bien hasta entonces sin esa limitación, no le será necesaria.
Otra teoría que se me ocurre tiene su origen en la arrogancia humana. Esos padres, hijos del "todo vale", han educado a sus hijos de una determinada manera, una manera correcta, y nadie tiene la autoridad para decirle lo contrario, ya que iría en contra de su libertad, aquello que han defendido toda su vida. Por tanto, sus hijos están educados de una manera correcta, y todo lo que hagan es correcto. Luego, si alguien tiene alguna queja del niño, la culpa es suya y no del niño. Y que ese alguien haga algo contra en el crío, en este caso suspenderlo, es inaceptable, incorrecto y merecedor de una buena bronca del progenitor de turno.
Ahora te voy a contar lo que opino yo.
Opino que si hubiera tantos padres dispuestos a educar a sus hijos como a tenerlos, este tipo de cosas no existirían.
Por eso yo si no cambian mucho las cosas, de tener hijos nada...porque no pienso esclavizar mi vida por una persona, porque si llegara a ser padre me tomaría el tema como debe tomárselo todo aquel que pretenda ser un buen padre, muy en serio, cosa que actualmente no pasa.
Según parece, ambos coincidomos en que tener un hijo conlleva una responsabilidad, la de educarlo, que muchos padres no están dispuestos a asumir, y eso se puede ver fácilemente en la sociedad: los padres dependen cada vez más de guarderías y abuelos para cuidar de los niños pequeños, luego el colegio y el instituto, donde los profesores son los encargados de cuidarlos, en vacaciones, en el telediario sale el reportaje de turno en el que una madre cuarentona dice aquello "pues sí, ahora, con los abuelos/campamento/escuela de verano, porque yo no puedo con ellos." Socialmente, educar a los hijos está siendo una molestia que se van pasando unos a otros, siendo los perjudicados los niños, que crecen sin referentes claros, y en último término, la sociedad que luego (más pronto que tarde, a estas alturas) deberán sostener.
Es por ello que, personalmente, defiendo un modleo de familia "tradicional" como base para la educación dle menor. Considero que una pareja que ha decidio tener un hijo debe pasar una serie de pasos de forma que pueda compatibilizar esa educación con el equilibrio en sus vidas. Esta serie de pasos no son ni más ni menos que el tener un empleo estable, un hogar, haber formalizado su unión (religioso o no, esa pareja ha de tener claro que desean permanecer juntos frente a lo que venga, lo considero un signo de madurez; a etso puede haber hecho daño las facilidades del divorcio, pero ése es otro tema en el que ahora no me meto),... Quiero decir, una pareja que haya ido despacito pero seguro, cimentando bien su relación, madurándola para poder educar un hijo maduro.
Cuidado con defender el modelo de familia tradicional, porque pese a que tiene ventajas,también se muestra como un sistema con una serie de carencias.
A bote pronto se me ocurre la rigidez de la estructura tradicional de familia, es decir, por norma la mujer debe ser la que cuide del niño y esté en casa etc., y el hombre el que tiene un empleo estable. Sería mejor, desde mi punto de vista que un padre pudiera ser el amo de casa y una madre la trabajadora que trae un sueldo a casa. O ¿por qué no?, tener una madre que trae el sueldo a casa y otra que cuida de los niños, o dos padres en lugar de un padre y una madre.
Otra cosa es que el que se encarga de cuidar a los niños está cumpliendo una tarea social (facilitar que los niños no se conviertan en lo que el texto pone de relieve) que no está siendo retribuída, quizá el estado podría establecer una renta básica para este tipo de componentes familiares simplemente por el hehco de hacer una tarea social de tan inconmensurable valor. Otra cosa es prácticamente imposible que la población pueda cumplir esto a rajatabla por circunstancias ajenas a la propia familia, (accidentes de coches, la propia libertad de cada individuo...etc).
En definitiva, puede que no haya que tocar la libertad del individuo en cuanto a cómo desarrolla sus relaciones sentimentales, o cómo es la relación familiar de un individuo etc.
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