martes, 14 de agosto de 2012

Ciencia y libertad.

Desde siempre ha existido un conflicto entre los científicos y las personas que no pertenecen a este colectivo cuando los científicos han tocado ciertos temas que rozan un concepto que para las personas parece ser muy importante: la libertad. ¿Qué es la libertad? Una pregunta tremendamente problemática por lo mal planteada que está. ¿Existe la libertad? ¿Si existe, hay varios tipos? ¿A qué huele la libertad si es que existe?
El amor, la libertad, Dios... conceptos por los que se ha muerto y matado a lo largo de la historia. Hoy en día ya no es tan habitual que nos matemos por este tipo de cosas, sin embargo siguen creando conflictos aunque sea a otros niveles.

Los científicos actualmente mayoritariamente siguen un modelo epistemológico que mezcla varios rasgos de sucesivas posiciones que se han adoptado en epistemología a lo largo de la historia. En cierto modo este modelo epistemológico recoge el testigo del positivismo lógico del Círculo de Viena, el utilitarismo de Bentham, el operacionalismo, el determinismo filosófico y otras ideas. Este compendio de ideas epistemológicas plantea que las cosas ocurren por una serie de motivos, que podemos predecir, controlar y -por tanto- explicar conociendo una serie de datos. Las personas no tenemos mayor problema en predecir el tiempo que hará, cómo caerá una pelota lanzada formando una parábola concreta, qué ocurrirá si se produce una fusión en el núcleo de un átomo de hidrógeno y otras muchas cosas.
Incluso nos fascina dilucidar por qué los animales hacen lo que hacen, podemos predecir su conducta sin errar en demasiadas ocasiones, fallamos mucho menos a la hora de predecir la conducta de microorganismos mucho más simples como los virus -y su trabajo les cuesta a los científicos predecir la conducta de estos microorganismos tan simples-.

Sin embargo cuando se trata de predecir, controlar y explicar la conducta de las personas nos empezamos a plantear ciertos problemas. "¿Si soy capaz de predecir, controlar y explicar la conducta de Laura, entonces laura no es libre puesto que se rige por unas reglas que yo como científico he desentrañado?" Se pregunta el científico. Sí, así es. La libertad absoluta, el hecho de pensar que hacemos lo que hacemos porque "queremos" implicaría que seríamos totalmente impredecibles. Sin embargo observamos patrones. Todos estamos sentados en clase, todos tratamos de mantener silencio o nos desgañitamos según tengamos al profe serio o al bromista.

Pero cuando un científico le cuenta esto a una persona ajena a su campo, parece que las personas se muestran mucho más reticentes a aceptar su razonamiento que cuando hablaba de animales, objetos, átomos de hidrógeno etc. "Somos libres, hacemos lo que hacemos porque queremos", gritan enfadados con el científico. Ajá..., el científico a escupido en uno de esos conceptos claves... "la libertad".

Preferimos un concepto que no sabemos definir con rigor, un concepto que desconocemos si existe o no, tal vez solo sea algo inventado por las propias personas..., y sin embargo matamos y morimos por él y la emprendemos a palos con el pobre científico.

¿Qué nos pasa?

5 comentarios:

The Kaisher dijo...

Libertad, bonita concepto. Recuerdo una redacción que me mandaron sobre este tema en el instituto; muy bonita, me pusieron un diez pero apenas decía nada interesante, sólo la menciona para chulear la nota y animarme a mí mismo a estudiar más ahora.
Centrándome ya un poco en el tema y en el poder predictivo de los científicos, se me ocurren algunas situaciones curiosas: el ser humano ha desarrollado una tecnología y un saber capaces de predecir, con más o menos antelación, sucesos tales como eclipses, terremotos, huracanes,... Pero si alguien lanza una moneda, es imposible si saldrá cara o cruz. Por supuesto, mi gremio (los matemáticos) han desarrollado modelos probabilísticos que describen de manera acertada y prácticamente completa este tipo de juegos de azar, pero nada sirve para saber con una exactitud mayor de 60% si es cara o cruz. Y eso que yo estoy convencido que lo que llamamos azar no es más que un conjunto de variables demasiado amplio para poder ser comprendido; al final de todo, la cara o la cruz vienen determinadas por la posición original de la moneda, su tamaño, peso, composición, fuerza del lanzamiento, ¿corrientes de aire?,... demasiados datos para poder controlarlos. Por eso creo que debemos tener una mentalidad humilde y no pensar que podemos controlarlo todo.
Pero vamos a lo que sí hemos demostrado que podemos comprender, controlar y hasta predecir. Benito, hablas de predecir el comportamiento humano y que esas predicciones niegan nuestra libertad. Estoy y no estoy de acuerdo contigo, permite que me explique. Lo primero, pido disculpas, pero voy a vadear cobardemente la cuestión de "¿qué es la libertad?" basándome en una simple definición pedorra. Para mí, aquí y ahora, una persona será libre si, dadas dos opciones puede elegir entre ellas. Es una definición pobre, lo sé, y puede que incluso llena de incoherencias, pero creo que me sirve. Y ahora vamos con un ejemplo.
Os presento a Laura, 23 años, una joven atractiva, simpática y de clase media. Está en su última año de carrera, Magisterio por ejemplo, y no tiene mucho dinero para gastar pero hay algo que le gusta sobre todas las cosas: los zapatos. Con tacón, planos, grandes, pequeños, rojos, verdes, amarillos,... Y llegan las rebajas. ¿Qué creéis que hará? Os dejo pensarlo... ¿ya? Pues bien, yo creo que irá a las rebajas y buscará un par de zapatos de su agrado. Posiblemente hayáis pensado lo mismo, no lo sé, me declaro incapaz de predeciros a vosotros.
Pero haré una apreciación. He dicho que Laura irá a las rebajas, y lo mantengo, pero ahora afirmo que eso es lo que ocurrirá con un 99% de posibilidad. Suponiendo que haya un 0.7% de probabilidades de que no vaya a las rebajas por una razón de fuerza mayor (accidentes, atascos, que sea domingo y esté cerrado), a Laura le queda un 0.3% de elegir voluntariamente otra opción. Un 0.3% de libertad. Luego, para mí, es libre, de una forma condicionada, pedorra y hasta mezquina, sí, pero es libre.
En este ejemplo se ve lo que pretendo decir. Los humanos somos en parte animales, por lo que es posible determinar y predecir, con un determinado porcentaje de éxito, nuestra conducta. Pero nunca al 100% ya que somos algo más que animales: somos seres humanos. Y aquí viene la parte fundamental de mi pensamiento y la que tacharás de falaz, Benito, pero los humanos estamos hechos a imagen y semejanza de Dios y Él nos dio la libertad, el libre albedrío. Nuestros comportamientos estarán condicionados, no lo niego ni lo dudo, pero no están determinados, y ahí es donde reside nuestra libertad.

The Kaisher dijo...

Comenzaré intentando contestar a tu última pregunta, ¿por qué nos es tan difícil aceptar que solo somos un objeto más en el mundo? Y yo te digo, es igual de complicado que aceptar que el cielo es rojo, que el agua está formada por tres partículas de nitrógeno y cinco de azúcar o que fue el Albacete el que ganó la Champions el año pasado. No se acepta lo que fervientemente se cree que es falso. La Tierra plana y el Universo geocéntrico son pruebas de ello, cuando la gente cree que algo es cierto, es muy difícil convencerla de lo contrario, y la mayoría de la gente pensamos (yo me incluyo) que somos libres, en mayor o menor medida, a la hora de la actuar. Creo que esa es una de las razones para que la gente acepte tu idea.
Además, en este caso tenemos el agravante de que se "ataca" a algo que está muy cerca de lo que llamaríamos "el alma sensible", los sentimientos, las pasiones más íntimas que todos llevamos dentro. La libertad es algo tan íntimo que reconocer que no la tenemos sería un golpe muy duro, de ahí las reticencias de las que hablas.
¡Ojo! He dicho que la gente le cuesta aceptar algo que hasta hace poco creía falso, abandonar un pensamiento que han mantenido durante toda su vida, pero no estoy argumentando ahora que tu hipótesis sea falsa. Hasta aquí he hablado de creencias y opiniones, pero la gente defiende igual una idea errónea como una menos errónea (por ejemplo, durante la Guerra Civil, las dos Guerras Mundiales y las guerras en general, elecciones políticas,...).
No me deja subir mi comentario por ser demasiado largo, así que corto aquí y sigo en el siguiente.

The Kaisher dijo...

Sigo con el anterior.
Volviendo al tema de si somos o no libres, sigo manteniendo que sí. Estoy de acuerdo contigo, el 100% de los "encuestados" preferirían el dulce al fuego, y posiblemente nunca nos equivocaríamos en nuestra predicción. ¿Significa eso que hemos controlado sus acciones o estaban predeterminadas de antemano? No, porque tú has hablado de un porcentaje 100% a posteriori. Te ofrezco una variante del experimento: te ofrezco las dos mismas opciones, meter la mano en el fuego o comer tu dulce preferido, pero a continuación añado: "estoy seguro que cogerás el dulce". Vale, sí, estoy adulterando el juego, condiciono el resultado dando un aliciente a que el sujeto acabe con quemaduras, pero coincidirás en que la cosa no cambiará mucho; al menos el 90% de os sujetos seguirán cogiendo el dulce, ya que no les procura mal alguno. Pero puede que haya un 1% que meta la mano en la lumbre, sólo para llevarme la contraria. Y puede que un 0.5% piense "Me ha dicho eso para que meta la mano en el fuego, luego quiere que lo haga, luego cogeré el dulce". Y un 0.25% pensará "Ha dicho que eso para que yo piense que él quiere que meta la mano de fuego y así yo, para llevarle la contraria, coja el dulce, así que voy a meter la mano en el fuego". Y etc, creo que podrás seguir la sucesión de comecocos. No recuerdo el nombre exacto, pero era algo así como "razonamiento con n grados de amplitud". Grado 0, "yo hago lo que quiero"; grado 1, "tú quieres que haga esto, luego yo hago aquello"; grado 2, "tú has dicho que haga esto para que yo piense que quieres aquello y yo haga esto, pero entonces yo hago aquello". Y así hasta infinito. No sé si he escrito todo como debe, pero seguro que captas la idea. Este tipo de razonamientos se dan mucho en Economía, a la hora de analizar compra-ventas, y los estudios dicen que la gente suele recurrir a razonamientos de amplitud 0, 1, 2 ó 3 como mucho, o directamente de grado infinito (que en este juego tiene poco sentido, por lo que ni lo contemplo) Obviamente, una amplitud mayor suele provocar jaquecas en el desdichado que la intente.

Con lo cual, en esta nueva variante más sofisticada ya no parece tan sencillo predecir el resultado. Aún así, quisiera proponerte otro juego, sacado de la serie "Sherlock" emitida a principios de año en Antena 3. En mi mano tengo dos pastillas idénticas en tamaño, color, peso, olor, forma,... La única diferencia es que una es un inocente caramelo de menta y la otra un veneno mortal. Yo, el asesino, sé cual es cada una, pero tú no tienes forma de saberlo, así que yo te ofrezco una de ellas y dos opciones: te tragas la tuya o me la cambias y te tragas la mía. Por supuesto, yo me tomaré la que tú no quieras. ¿Qué harías?

En la serie, el asesino se vanagloriaba de haber matado ya así a varias personas, es decir, de conocerlas lo suficiente para ser capaz de predecir sus elecciones y así "ganar" en su macabro juego. Si eso fuera cierto, este asesino habría encontrado la manera de controlar a esas personas, de anular su libertad y provocarles situaciones que las llevarán a lo que él quisiera. Es decir, corroboraría tu idea de que no existe la libertad. Pero claro, esto no es más que una serie de televisión y al final el asesino muere de un balazo y no envenenado.

Te he propuesto dos juegos en los que no me parece sencillo predecir el resultado. No basta que seas capaz de adivinar mis elecciones en un juego tan simple como el tuyo, para probar que no soy libre, deberías anticipar todos mis movimientos (y jamás jugaría contigo al ajedrez) de forma que todos mis actos y pensamientos estén determinados. Mientras no seas capaz de ello, seguiré disfrutando de un ápice de libertad.

La del medio* dijo...

El libre albedrío, tal y como yo lo entiendo, no es más que una de esas palabrejas idealizadas que tanto nos gustan (como la felicidad, sea dicho ya de paso). Es decir, no creo que el concepto de libre albedrío absoluto exista en el plano de lo real, pero sí como una cima, como una aspiración. Es algo así como un 10 en la asignatura de Hormigón… existe solo para que puedas aspirar a él y aprobar raspado (No sé si este último comentario es broma del todo… ) En el libre albedrio se entiende entre líneas los condicionamientos propios de los animalillos terrestres que somos. Dejando esto claro. ¿Por qué no iba a existir?

Volviendo al ejemplo de Laura, como expone The Kaisher, mientras conserve un porcentaje, aunque sea mínimo en comparación con el porcentaje que se le atribuye a diversos agentes externos a ella, y por otro lado a diversos agentes internos, como puede ser su personalidad (qué a su vez supongo derivará en sus respectivos porcentajes de más agentes externos e internos y así sucesivamente… ) Laura será libre. Y esto es el libre albedrío, no es más que eso. Incluso muchas de las decisiones que tomamos están condicionadas por decisiones que ya hemos tomado en el pasado llevándonos a esta situación. Es decir, el propio libre albedrío del pasado coarta nuestra libertad futura… Así pues no puede no existir.

Y aún me atrevo a decir más. Una persona deja de ser libre cuando cree no serlo. Pongamos dos casos, uno en el que Laura cree ser libre y otro en el que Laura cree ser una esclava más de la moda:

Caso 1: “Laura cree en el libre albedrío” Conservará o incluso aumentara ese pequeño porcentaje, conservará su libertad y quizá, con la que está cayendo hoy por hoy en España decida ser responsable y no ir de compras. Su alma racional mandará, por así decirlo.

Caso 2: “Laura cree ser un individuo determinado por circunstancias ajenas a ella” ¿Por qué no iba a comprar? Al fin y al cabo no es libre para decidir lo contrario. Acabará haciendo lo que la gente puede predecir que haga.

Recuerdo el caso de un amigo con el que tuve el placer de coincidir en Valencia city. El chico tenía pareja en su ciudad de origen, y como tantas otras parejas que se ven sometidas a la distancia (no digo que esté bien, pero tampoco hagamos un drama de esto), le era infiel. Sin embargo no era un infiel cualquiera, y me llamó siempre la atención su forma de justificarse. Se justificaba ANTES de ser infiel. Cuando nos disponíamos a salir por ahí buscando comas etílicos, él decía: “Joder, hoy seguro que me emborracho y la lio, hoy la lio seguro, es que claro con el alcohol y tal”. Ya estaba determinado por su ebriedad antes de estar ebrio, y gracias a esta ebriedad justificaba su infidelidad, antes también por supuesto de estar ebrio y de irse por ahí de picos pardos (me encanta la procedencia de esta expresión, por cierto).

¿Qué opináis sobre esto? ¿Realmente estaba determinado y era lo suficientemente inteligente como para saberlo y no sufrir por ello? ¿Como para dejarse llevar simplemente por una serie de acontecimientos determinados? ¿O simplemente encubría su libre albedrío precisamente con determinaciones para justificar sus “hazañas” nocturnas?

The Kaisher dijo...

La señorita "del medio" plantea algunas cosas muy interesantes, bienvenida a la tertulia.

Déjame hacer alguna apreciación; dices que la libertad pasada coarta o restringe la futura, pero yo no estoy de acuerdo. Por ejemplo, yo soy libre de dejar la Universidad ahora ya que he decidido vivir de mis amplias rentas en el extranjero pero dentro de unos años, por motivos varios, decido que es hora de hacer algo por la sociedad y ponerme a trabajar. Al no haber acabado mis estudios, es obvio que mi lista de posibles empleos se verá reducida. ¿Restringe esto mi libertad?

Yo creo que no, ya que mi yo futuro sigue teniendo varias opciones entre las que elegir (entre ellas, volver a estudiar). Y eso, según mi definición, era ser libre. Evidentemente, las decisiones tomadas en el pasado afectan, modifican, condicionan, determinan y/o alteran las futuras. Si decido dar un salto, no puedo dar otro salto mientras estoy en el aire (el doble salto lo dejamos para Super Mario Bros). ¿Acaso no soy libre para dar ese segundo salto? No, lo que en realidad ocurre es que no tengo la capacidad de hacerlo. Esto es como "Spiderman", la libertad conlleva una gran responsabilidad. La auténtica libertad se da cuando el sujeto en cuestión conoce todas sus opciones, las consecuencias de cada una y las acepta de forma responsable y madura. Sin embargo, con un conocimiento parcial de esas opciones (que es lo que tenemos todos al fin y al cabo) se puede tener una libertad más limitada, pero libertad al fin y al cabo.

Me parece muy interesante lo que dices acerca de que una persona deja de ser libre cuando deja de creerlo. Un comentario muy nihilista, por cierto. Una oveja, por mucho que se crea lobo, sigue siendo oveja; ¿pero es libre alguien por el mero hecho de pensarlo así? ¿Y al contrario? Pues yo creo que si y no. Está claro que una persona que se crea libre actuará como tal, lo que en la práctica lo hará libre. Pero quien no se crea libre también actuará como si no lo fuera, atándose a sus propias excusas (muchas anticipadas como en el caso de tu amigo) para justificar sus actos; actos que, curiosamente, no parecen desagradarle mucho, al menos a su parte concupiscible. ¿No será que, en su libertad, ha elegido una opción que no le satisface del todo y busca excusas para no actuar de una forma más adecuada? Al final, todo parece reducirse a Apolo contra Dionisio.