Desde siempre ha existido un conflicto entre los científicos y las personas que no pertenecen a este colectivo cuando los científicos han tocado ciertos temas que rozan un concepto que para las personas parece ser muy importante: la libertad. ¿Qué es la libertad? Una pregunta tremendamente problemática por lo mal planteada que está. ¿Existe la libertad? ¿Si existe, hay varios tipos? ¿A qué huele la libertad si es que existe?
El amor, la libertad, Dios... conceptos por los que se ha muerto y matado a lo largo de la historia. Hoy en día ya no es tan habitual que nos matemos por este tipo de cosas, sin embargo siguen creando conflictos aunque sea a otros niveles.
Los científicos actualmente mayoritariamente siguen un modelo epistemológico que mezcla varios rasgos de sucesivas posiciones que se han adoptado en epistemología a lo largo de la historia. En cierto modo este modelo epistemológico recoge el testigo del positivismo lógico del Círculo de Viena, el utilitarismo de Bentham, el operacionalismo, el determinismo filosófico y otras ideas. Este compendio de ideas epistemológicas plantea que las cosas ocurren por una serie de motivos, que podemos predecir, controlar y -por tanto- explicar conociendo una serie de datos. Las personas no tenemos mayor problema en predecir el tiempo que hará, cómo caerá una pelota lanzada formando una parábola concreta, qué ocurrirá si se produce una fusión en el núcleo de un átomo de hidrógeno y otras muchas cosas.
Incluso nos fascina dilucidar por qué los animales hacen lo que hacen, podemos predecir su conducta sin errar en demasiadas ocasiones, fallamos mucho menos a la hora de predecir la conducta de microorganismos mucho más simples como los virus -y su trabajo les cuesta a los científicos predecir la conducta de estos microorganismos tan simples-.
Sin embargo cuando se trata de predecir, controlar y explicar la conducta de las personas nos empezamos a plantear ciertos problemas. "¿Si soy capaz de predecir, controlar y explicar la conducta de Laura, entonces laura no es libre puesto que se rige por unas reglas que yo como científico he desentrañado?" Se pregunta el científico. Sí, así es. La libertad absoluta, el hecho de pensar que hacemos lo que hacemos porque "queremos" implicaría que seríamos totalmente impredecibles. Sin embargo observamos patrones. Todos estamos sentados en clase, todos tratamos de mantener silencio o nos desgañitamos según tengamos al profe serio o al bromista.
Pero cuando un científico le cuenta esto a una persona ajena a su campo, parece que las personas se muestran mucho más reticentes a aceptar su razonamiento que cuando hablaba de animales, objetos, átomos de hidrógeno etc. "Somos libres, hacemos lo que hacemos porque queremos", gritan enfadados con el científico. Ajá..., el científico a escupido en uno de esos conceptos claves... "la libertad".
Preferimos un concepto que no sabemos definir con rigor, un concepto que desconocemos si existe o no, tal vez solo sea algo inventado por las propias personas..., y sin embargo matamos y morimos por él y la emprendemos a palos con el pobre científico.
¿Qué nos pasa?
martes, 14 de agosto de 2012
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