sábado, 4 de diciembre de 2010

En fín, periodistas.

A menudo me encuentro noticias en los periódicos en soporte de papel y digitales, que hacen que se me pongan los pelos de punta. Hacen que se me pongan los pelos de punta porque me dan escalofríos los periodistas, sobre todos los incompetentes.

A menudo el periodismo informa de forma objetiva sobre acontecimientos simples como "un bombardeo de EE.UU. ha causado aproximadamente 59 víctimas civiles y 3 objetivos terroristas". Cuando esto pasa, no tiene ningún mérito porque para eso no hay que estudiar ninguna carrera de cinco años. Los buenos periodistas son los que han sido entrenados en el análisis objetivo de la información y su transformación para que a la población la información le llegue de la forma más aséptica posible, sin alterar, sin edulcorantes, sin mentiras.

Al parecer hoy en día parece que el periodismo se ha convertido en herramienta de la política, que los periodistas sesgan sus noticias y artículos de forma consciente con la intención de vender una imagen distorsionada de la realidad.

Desde luego los peores son los artículos de opinión donde cuatro fantoches lanzan trazos ideológicos mezclados con golpes de efecto para vendernos el humo que más les conviene y bailarles el agua a los que están por encima de ellos. Lo peor de todo es que una opinión debe estar sustentada siempre por una argumentación lógica sólida, no se puede evitar basar la argumentación sobre unas premisas que pueden ser o no discutibles, pero si ni siquiera hay premisas (porque las vagas ideas estereotipadas que son las ideologías políticas no pueden ser premisas de nada que se llame argumentación) mal vamos a formar nuestra opinión. Al parecer los escritores de medio pelo que campan a sus anchas por los periódicos se han olvidado de que no sirve con decir "Hay un unicornio rosa que ha asesinado al presidente de estados unidos , la culpa es de las moscas tse tsé" y luego no dar ningún tipo de argumentación válida que sustente esa proposición.

Y así veo como la gente se traga las opiniones mal construidas y bien edulcoradas de otros, sin molestarse en parar a procesar la información, qué pena, cómo se aprovecha de la pereza intelectual el político mediante los medios de comunicación..., pero siempre habrá alguien con espíritu crítico que se queje, aunque no lo haga de la mejor forma.